miércoles, octubre 19, 2011

LAS MORAS Y YO


Yo vivo aún en calles llenas de tierra y polvo y por mi casa TODAVÍATexisten canales de regadío. Al final de mi calle, "Los Castaños", gente buena plantó hace muchos años cinco árboles de moras...
En esa calle- donde me crié desde niña- many years ago, existía una especie de pradera donde vivían animales fantásticos que me encargaba de capturar y observar todo el día antes de colocarlas nuevamente en libertad. Mantis religiosas, insectos imitando a palitos, escarabajos gigantes, polillas multicolores y mariposas doradas pasaban conmigo muchas horas desde el medio día al atardecer.Ese lugar tenía vida propia, por que un canal de regadío se encargaba de nutrirlo diariamente y verdear la zona.
Como no todo dura para siempre, la mini pradera desapareció décadas más tarde para dar paso a casonas tipo campo y ese lugar se convirtió en un botadero de toda índole, léase desmonte. Una gran parte d el canal fue cerrado o desviado inescrupulosamente por los propietarios, mientras los árboles languidecían bajo el ardiente sol y las calles empezaron a llenarse de polvo ante la ausencia de agua.

Un día, los que botan los desmontes no se les ocurrió mejor idea que acercar su basura debajo de una de las cinco moras y prenderle fuego junto a la planta. Nadie, ni siquiera yo, vi el dantesco panorama y no escuchó los gritos silenciosos de las ramas que crujían bajo la insania humana.
"Si hay tanto espacio ¿por qué debajo de la mora?"- me pregunté mirando al árbol totalmente chamuscado y sin posibilidad de volver a rebrotar una sola hoja, quedando como monumento de la ignorancia y la negligencia total.A su lado, las cuatro sobrevivientes tenían brotes nuevos por la llegada de la primavera y seguramente habrían desarrollado raíces profundas por que se negaban a morir pese a que nadie las regaba y encima les habían cortado el agua del canal.
Años después cuando volví a salir una mañana, vi una hermosa ardilla comiendo sus frutos y a mucha gente-por que cerca hay un colegio- fotografiándola y riendo con ella.
Mala opción. Al día siguiente algún enemigo de la naturaleza, podó el total de las ramas de esos árboles que estaban en pleno fruto. Cuando acudí con mi hija a sacar algunas bayas todo estaba pelado y los árboles casi secos.


"Esto es en venganza a la ardilla"- pensé- ¡quisiera saber quien es el hijo de **** que hace esto y a qué hora!


Entonces fue cuando me decidí a salvarle la vida a esas plantas. A la semana llenaba cuatro botellas de dos litros de agua y las echaba a cada una de ellas. Pocas veces mi hija me acompañaba, pero sabía que mi tenacidad iba a lograr algo. Y así fue pasaron algunos meses y rebrotaron la mayoría de ramas y los ruiseñores volvieron a llegar cantando al amanecer.


Pero esos árboles no eran mi única preocupación. En la avenida El Sol también habían otros, mucho más antiguos a los que se les habían tapiado todos los canales de regadío, por que según la junta de regantes “nadie paga” para darles agua a esos árboles….¿perdón? Sé que el canal no se mantiene solo, pero optar por desviar la corriente para que vuelva al Rímac sin uso es una muestra total de su ignorancia y falta de preservación del ecosistema, en fín…


Una noche, cuando llegaba en auto a casa, vimos junto a mi novio, que había agua en plena Carretera Central. Cual sería nuestra sorpresa al ver que el aniego provenia de los antiguos canales tapiados.


Inmediatamente cenamos y nos fuimos con picos y palas a desviar el agua para que las Moras y los Sauces , puedan beber algo tras años de olvido.


Demoramos mucho-como tres horas- y teniamos miedo que los guachimanes nos botaran a patadas del lugar por que eramos sospechosos - en verdad sudabamos de miedo- pensando que saldrían vecinos locos a gritarnos por regar las plantas, pero era una cuestión de ahora o nunca. Y la verdad una mujer en tacos y minifalda paleando ya era de por si algo extraño en medio de la bruma, y ni hablar de mi novio semi calato, buscando hacer un canal en medio de la nada.


Felizmente, nadie salió, y pudimos ver como las ramas de los árboles se balanceaban tranquilamente en medio de la noche, mientras sus raíces sedientas absorvían el agua.Era nuestro pequeño pago a la pachamama, y a los "ents" que todavía pueblan nuestra tierra...



Cuando el ultimo arbol de Mora todavia estaba creciendo y verdeando en el año 2005.






Vista actual de la Mora, totalmente quemada, detras un letrero que dice "Prohibido arrojar desmonte" y que es obviado por los jardineros inescrupulosos, que ahora juntan la maleza junto a los otros cuatro arboles sobrevivientes con el fin de incinerarlos.