viernes, enero 12, 2007

EL FETICHISTA


Hace unos pocos días decidí visitar a un amigo, y para variar por esas cosas que nos pasan a las mujeres cada mes, ¡zuas!, se me manchó el jean y por consiguiente la ropa interior ¡chessss! pensé: ¡Qué desgracia seguir siendo joven! (y encima atractiva, ja,ja,ja)
Bueno, la cuestión del caso es que no me atrevía a salir del baño por el roche, y pasados los quince minutos de rigor, tuve que contar la historia tras la puerta a mi amigo, a fin que me auxilie. Entonces muy alegremente, mi amigo Pepino, me alcanzó una tanguita con un monito saltando con dos conos de helado en el frente (¿?)esperando que me sirva.
Ya para ese instante, el dilema era, ponerme o no, el calzón de otra persona... incluso pensé que como mi amigo levanta pesas, seguro que era de él, y lo usaba en sus competencias...¡peor! ¡punto en contra para el monito!.
Pero, como tenía la necesidad, no tuve más remedio que hacerlo. Además, mi jean y mi braga, ya estaban en la lavadora centrifugandose y la prenda en cuestión no iba a estar en contacto directo conmigo.
En fin, luego de superado el impase y envuelta en una toalla, con mucha dignidad (fo!) me senté a escuchar, una de las historias más alucinantes, que he oido en mi vida.
"Por si acaso, esa tanga, no es mía, me la robé"- me dijo, y es que resulta que Pepino, cuando toma mucho, se convierte en un fetichista de cuidado.
Ya entrando a los veinte, se dió cuenta de que le excitaba de sobremanera ver la ropa interior de las féminas, colgadas en los cordeles del vecindario, y muy pronto le comenzó a nacer una obsesión compulsiva por robar las prendas para luego pajuelearse observándolas.
Luego las volvia a lavar, y las guardaba celosamente en su muy discreto cajon izquierdo, del clóset que está instalado en un segundo piso de uno de los edificios de la Av. Los Ruiseñores en San Isidro.
So...Pepino, creía que este síntoma no le iba a traer problemas en su vida, por que era algo muy íntimo y secreto, y por que normalmente las afectadas compraban nuevas prendas para reponer lo pérdido.
Sin embargo, su vieja- que también es de cuidado (Alemana, tenía que ser)- una vez encontró la dichosa colección...y en vez de pensar que era de alguna de sus múltiples conquistas, pensó que era gay, y le cayó una llave doble en la nuca por sorpresa para que se le quite lo maricón.
"Desde entonces cargo pesas"-recuerda. Sin embargo, no pudo confesarle la verdad.
Y es que Pepino a pesar de medir casi dos metros, pesar alrededor de cien kilos de pura masa muscular, lucir una cabeza rapada, vestir polos con mensaje metaleros, y escuchar ANIMAL en sus mejores días, es recontra tímido y tartamudea cuando está frente a una de las chicas que le gusta, y peor aún, frente a su madre cuando está rayada. "Soy un chico bueno" - se ríe- "además, no le hago mal a nadie".
Si pues, mi amigo Pepino, muy lindo él, me devolvió luego de dos horas de secado mi jean, el cual me puse presta y al instante, y ya en la despedida le recomendé mudarse a robar prendas por otras zonas para que no lo ampayen.
Él se rió...como debe de estar riendose ahora, mientras lee este post, ya que desde HACE DOS SEMANAS NO ME DEVUELVES MI BOXER DE ENCAJE COLOR LÚCUMA, el cual me canjeaste por esta tanga de mono!!!
¡Éso no se hace Pepino! Las tangas de algodón valen tres lucas pero la mía, que es Gaviota me costo más de cuarenta, asi que ¡DEVUELVEEE!
Gracias.