
¡Pamplinas, recorcholis, santas morisquetas! Me pregunto si ese mismo pensamiento habria pasado por la entreceja de nuestro tetonudo mandatario el día que oh! sorpresa! tuvo que anunciar a su último hijo.
Claro, la culpa no es de Federico Danton, sino del tio que cargado de "calentura" terminó haciendo el papelon frente a todos los peruanos.
A veces cuando escucho cada consejo sabio de papá Alan no sé si me dan ganas de reir o llorar. En fin se lo dejo a sus sacrosantas conclusiones.