Saquemos cuenta: cinco años de edad , equivale en un perro común y silvestre, a tener algo así como cuarenta y cinco años de vida. ¡Sí! ¡Cuarenta y cinco años de vida, y recién me entero que mi querido amiguito "Coqui", jamás a tenido novia en su vida, y que para más señales jamas tuvo hembra, entonces, ustedes se preguntarán: éso a mí que me importa.
¿Cómo, que qué te importa? ¿Eso no es extraño?
¿Cuantos de ustedes han humanizado tanto a su mascota, como para prohibirle que se cruze, hasta que se le pida la pata formalmente de una perrita al dueño? Osea, ¿en que mente cabe esto?...¡pobrecito!
Lo que pasa-breve explicación- es que recién estoy conociendo a dicha mascota-vino con el depa- y ahora comprendo ésa mirada de resignación que pone en las fotos ...ja,ja,ja... es que no le queda de otra.
Pero vamos más allá: ¿como han logrado controlar ese grado animal que tienen los perros de fugarse, cuando huelen a una hembra en celo? ¿Cómo han logrado aguantar los aullidos desgarradores a medianoche, cuando se nota que le falta compañía? o mejor dicho: Se han estado haciendo los locos ¿verdad?
¡Pero no te preocupes Coqui! Que acá tu recién estrenada dueña, te va a llevar de paseo el fin de semana, para que de una vez por todas, puedas contarles a todos tus amigos caninos lo que se siente, cuando terminan pegados por más de una hora con alguna linda cachorrita, y asi podrás alejar esos comentarios dudosos de los inquilinos peludos de otros departamentos, acerca de tu virilidad...sí Coqui, lo que te faltaba era un día de San Violantín, exclusivamente para tí...ahora que, si te montas en otro perro macho, bueno pues, habrá que aceptarte asi nomás , por que sucede hasta en las mejores familias.
